5 de mayo de 2014

Pasado.

Como un castillo de arena golpeado por las olas se derrumbo, se vio sumido en un mar de recuerdos. Las imágenes danzaban a su alrededor, alguna frase correteaba entre ellas y momentos como si de cortometrajes se tratasen giraban a toda velocidad. De repente todo se detuvo, se encontraba inmerso en una gran oscuridad, tras unos segundos volvió en sí. Una vez más como cada noche había abierto la puerta de aquella sala para que el pasado le azotara con su fusta una y otra vez.

9 de enero de 2014

Una mañana de muchas

Me apoyé en el borde de la ventana de aquel hotel con mi taza de café  en la mano y observe el precioso paisaje que tenía enfrente, unos parajes verdes repletos de flores bajo un cielo azul precioso lleno de nubes esponjosas y con un reluciente sol que calentaba mi rostro, al fondo se podían observar unas grandes montañas con sus cimas teñidas de blanco debido a la nieve.
Me volví esperando encontrarte en la cama pero esta estaba vacía. Era una sala no muy grande pero la luz que entraba por los ventanales sumada a el mobiliario y las paredes de color blanco hacían que pareciese mucho más amplia.
Me acerque lentamente a la cama y me senté apoyando la espalda en el cabecero. Me distraje unos minutos pensando en mis cosas mientras daba breves sorbos al café, se oía el sonido de la ducha de fondo , eso hizo que levantara la vista y te encontrará bajo el marco de la puerta, sonreí y observe tu cuerpo desnudo. Me quede varios segundos mirándolo, tenías una bonita piel perlada , una silueta delgada y unos pechos preciosos. Me miraste como si esperaras una reacción por mi parte y finalmente salio de tu boca:

- ¿Vas a quedarte todo el rato ahí mirándome?
- Y todo el día si me dejas.
- ¡Bobo! Venga alguien tendrá que enjabonarme la espalda.

De repente se dibujo una sonrisa en picarona en tu boca y yo no pude evitarme morderme el labio. Me incorpore rápidamente y salte de la cama, me abalance hacía ti con las ganas de comerte impresas en mis ojos. Te metiste al baño al tiempo que me arrastraste adentro. Rodeaste mi cuello con tus brazos, me miraste y besaste apasionadamente.

- ¿No crees que hace mucho calor aquí?
-Que va.- Vacilé.

Me quitaste la camiseta y la lanzaste fuera del baño, te agarre por la cintura y te acerque a mí, me abrazaste y te mordí suavemente el cuello. Me soltaste y te metiste en la ducha. Rápidamente me desvestí y entre a tu encuentro.
Una vez dentro nos fundimos en un beso mientras el agua recorría nuestros cuerpos desnudos. Te acorrale contra la pared a la vez que te besaba, seguí besándote bajando por el cuello, recorriendo tu clavícula y después con mi lengua tu pezón. Proseguí descendiendo por tu cadera hasta que me encontré de rodillas frente a ti. Hundí mi lengua en ti y juguetee un allí abajo un tiempo a la vez que  subían tus pulsaciones, te retorcías y me agarrabas del pelo. Tiraste de mi hacia arriba y me besaste con tantas ganas que no me hubiera importado que fuese eterno el beso.

- Mi turno. - Dijiste a la vez que te agachaste.

Estabas dispuesta a darme placer y mi respiración acelerada te hacía ver que lo estabas logrando.
El tiempo ahí dentro no avanzaba o eso nos parecía a nosotros. De repente sonó la alarma.

- ¡Mierda! Tengo que ir al trabajo. -  Dije.
- Dí que estás enfermo.
- Que mas quisiera. ¿Te apetece que  quedemos por el mediodía y comemos o nos comemos?
- Ansiosa lo espero.

Salí de la ducha, me sequé, busqué mi ropa y me vestí. Volví a despedirme y te encontré ya fuera con una toalla rodeando tu cuerpo. Te besé en la frente y me fui.